ADENDROS -Nada surge de la nada-
“Una mujer es la historia de sus actos y pensamientos, de sus células y neuronas, de sus heridas y entusiasmos, de sus amores y desamores. Una mujer es inevitablemente la historia de su vientre, de las semillas que en él fecundaron, o no lo hicieron, o dejaron de hacerlo, y del momento aquél, el único en que se es diosa. Una mujer es la historia de lo pequeño, lo trivial, lo cotidiano, la suma de lo callado. Una mujer es siempre la historia de muchos hombres. Una mujer es la historia de su pueblo y de su raza. Y es la historia de sus raíces y de su origen, de cada mujer que fue alimentada por la anterior, para que ella naciera: una mujer es la historia de su sangre.
Pero también es la historia de una conciencia y de sus luchas interiores. También una mujer es la historia de su utopía.”
Marcela Serrano, Antigua vida mía
Nos acercamos a la fenomenología del acto creativo.
Aparece un testimonio que aborda cuestiones de género donde se incluye lo afectivo.
Desarrollar el valor del afecto es potenciar el agradar a los demás, la ayuda, la comprensión… Por lo que es adentrarse en los problemas que el otro pueda vivir.
El trauma es parte del lenguaje afectivo que describe la vida; en torno a él, se tejen poéticas que dimensionan lo autobiográfico, entendiendo el trauma como el choque emocional intenso consecuencia de lo negativo producido en una persona por una huella que es de difícil superación. Una crisis al límite que vulnera los límites externo/interno, sujeto/mundo, íntimo/político. Ese reto a los límites es lo que nos puede llevar a la obra. Una obra que precisa de espacio para desbordarse de los terrenos estancos a los que nos acostumbra el lenguaje tradicional.
La memoria presenta el espacio como metáfora de las maneras en que gestionamos cuestiones que están en nosotras y poseerán la capacidad de expresar esas emociones.
El proceso autobiográfico, el archivo imaginario, el recuerdo, el documento de vida y su transmisión otorgan así especial importancia al relato de mujer que incluye la obra.
Es un espacio tejido de emociones, una propuesta estética con declaración política.
El proyecto está presentado en un libro de papel artesano y con un formato que nos ofrece la posibilidad de una doble portada: Senderos y Adentros. Ambas partes tienden a encontrarse en su centro. En el que se guarda la semilla que dio origen al mismo.
Se pretende señalar el camino que ha llevado a la obra.
Se presenta un proyecto de carácter testimonial que aborda cuestiones de género a lo largo de 7 piezas.
Cada pieza está tejida en una poética personal y emocional vinculada a problemáticas de un tiempo/espacio concreto.
Grietas.
Bailan al son de...
El suelo en los pies.
Desencajada.
Quienesquiera en femenino.
Rescoldos.
Adentrando ando.
GRIETAS
Pesadas piezas de madera de Olondo cubiertas de grietas. Fisuras que resultan hermosas y bellas… Es el paso del tiempo, los procesos naturales actuando sobre ella; el transcurrir lento.
Los días, el agua, el viento, el sol y … el tormento, la transforma.
Sus noches, sus días y sus encuentros… De hierro, de hierro mujer.
Encontramos sin buscar... vemos lo bello del tiempo callado.
Lo amado, lo visto, sufrido y silenciado. Su nombre… mujer.
En sus entrañas nace la belleza de lo vivido.
La huella de la lentitud, del esperar, de dar espacio al tiempo…
y quién sabe de eso.
Ella engendra vida, lentamente espera, lentamente educa, lentamente cuida.
Es paciente.
La mujer y sus estereotipados usos asumidos que la dañan… y lentamente se transforma…
“La belleza y la fealdad son un espejismo, porque los demás terminan viendo siempre nuestro interior” Frida Khalo
BAILAN AL SON DE...
Me interesa en esta pieza el vacío creado entre los elementos que la componen.
La potencia en la unión y lo vulnerable de la madera que se amolda. Los clavos, traspasan en mayor o menor medida cada cuerpo. El espacio intermatérico tiene fuerza en sí. Los cinturones de acero en aparente lucha por la unión no evitan la repelencia que desprenden.
En el adentro, la individualidad de cada parte dentro de una relación.
Mecanismos que atraen y repelen en una dinámica interna en bucle creando un espacio tenso, oprimido, perenne, duradero. La fuerza interior y la dependencia.
Se intuye el equilibrio o la inestabilidad que puede depender de lo externo a ella; por ello, la pieza oscilará en mayor o menor medida a ritmo de vaivén.
EL SUELO EN LOS PIES
Dentro del ángulo creado existe un espacio habitacional.
La vértebra imaginaria en que confluyen y se unen ambos planos de la esquina es límite y encuentro. Se intuye como vía de escape hacia otro lugar y al tiempo como barrera entre dos espacios/mundos que confluyen.
En los sueños hay fuerzas que operan entre el deseo y el deber creado. El espacio/sueño es íntimo y personal, es un espacio propio.
En el sueño, la conciencia se separa de lo vulgar y accede a otra realidad no conocida y más veraz. Abandonamos lo terreno y una nueva realidad aparece acompañada de desconcierto. El subconsciente nos lleva a disfrutar de lo otro, por lo que algo se rompe y vuela.
Los sueños son reflejos de verdades ocultas. Se personaliza lo inerte, se le da vida y se nutre de emoción.
La esquina potencia la tridimensionalidad de la pieza, también pone en valor la multiplicidad y lo relativo de cada realidad. Se realzan los elementos; conviven, dialogan y sostienen diferentes perspectivas y distintas realidades personales.
“Cada día has de abandonar tu pasado, o aceptar. No soy lo que soy, soy lo que hago con mis manos”. Louise Bourgeois
DESENCAJADA
La mesilla de noche nos lleva a un espacio íntimo y personal en el que nos alejamos de lo ajeno, de lo que no nos pertenece. La puerta no es solo un umbral (para dividir lo privado y lo público), también una invitación a lo no evidente. En esa intimidad el espacio no esta delimitado, no aprisiona ni condena sino que seduce con nuevos ángulos.
Se hace presente la idea de la memoria como cúmulo de elementos que delimitan las nociones del espacio. Los límites que separan la infancia de la edad adulta, el inocente conocimiento.
La mujer ansía escapar de sus paredes y anhela deseos que parecían prohibidos, ocultos o contaminados. Su intimidad, su sexo, su maternidad libre; su propia vida. Surgen nuevos tiempos que rescatan espacios de libertad.
Ese espacio puede quedar expuesto entre lenguajes velados lejos de la sombra en la que viven sus secretos más indescifrables.
La pieza nos sumerge más allá de los límites aparentes y aprendidos. Es un juego con la intimidad, el espacio y el deseo.
“Emma trataba de saber lo que significaban justamente en la vida las palabras felicidad, pasión, embriaguez, que tan hermosas le habían parecido en los libros” Madame Bobary" 1856, Gustave Flaubert).
QUIENESQUIERA
EN FEMENINO
Aparece un cubo con memoria. Las costuras deshiladas nos cuentan..., el adentro de la pieza se desvela y descubre un futuro liberador. Se cortan hilos y se descubre la forma y sus cicatrices.
Aparece la visión dualista. Realidad e idealismo, espíritu y materia, verdad/falsedad, conciencia e inconsciente, luz/oscuridad.
El cubo desvelado tiene forma de cruz transparentada. La figura está dividida en su parte central a derecha e izquierda buscando estabilidad.
Para los cristianos, la cruz es símbolo de liberación y salvación.
"A través del sufrimiento se alcanza el conocimiento“
"Yo me hago y me vuelvo a hacer continuamente. Cada persona extrae de mí diferentes palabras“
Virginia Woolf
RESCOLDOS
Presento una maraña de deshilados que soporta un collage de espacios y formas en femenino.
Aspecto físico, estilos, roles, actividades o asuntos de interés que son definidos como femeninos. Estereotipos vinculados a las formas en que se presentan.
A las mujeres de mi generación desde pequeñas se nos dejaba claro que debíamos de tener cuidado con lo que se deseaba. El deseo no solo es sexual, el deseo es también verbalizar qué deseamos y cómo se quieren las cosas y de qué manera; cuales son los sueños.
Hoy, después de la lucha se ha podido contar nuestro relato y experiencia, y las experiencias de todas son similares. Buscamos referentes mientras crecimos, pero fue difícil encontrar alguna mujer protagonista que en un momento u otro no fuera castigada por ello.
Un día la mujer se para y ya sin espejo se percibe. Desfila ante sí misma, algo que no es ella.
Nos descubrimos mujeres llenas de contradicciones que oscilamos entre dos mundos. Tememos la desnudez ante los otros y convivimos con la obsesión de la palabra como nexo de unión. Es la generación domada a la que se le invita a esconder lo que llega a ser.
Mujeres a las que se les critica por cómo se visten, o que antes de hablar de sus logros profesionales se les pregunta por la maternidad o por cómo manejan los asuntos del hogar. Mujeres a las que se les exigen medias y proporciones concretas en amplios sentidos.
Deshacemos y desaprendemos lo visto, descosemos lo que se nos ha dado, deshacemos lo tejido y aprendido; sin embargo, quedan rescoldos que alimentan la memoria y nos recuerdan que a veces es mejor no tener historia o tenerla para saber cambiarla.
“El mundo hay que fabricárselo uno mismo, hay que crear peldaños que te suban, que te saquen del pozo. Hay que inventar la vida porque acaba siendo verdad” Ana María Matute
“Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos”. Jorge Luis Borges
Adentrando ando
(incluye audio)
Me redescubro a través del sonido en la casa familiar materna.
El vehículo emocional invita a reconocer espacios propios, el adentro de lo aparente.
El sonido muestra un acontecimiento que está pasando cuando ya está dejando de
ocurrir. Son acontecimientos sonoros que nos revelan otro tipo de actividad y que está anclado a la memoria, a la vida, a los recuerdos. Escucho para contar. En esa casa he pasado largos veranos de infancia. Son sonidos que acompañaron a mis antepasados. Es volver a la casa materna, al eterno hogar; es volver a la raíz misma de mi vida. Empapada de recuerdos es forjadora de mi identidad y se vuelvo siempre buscando...
“A veces la infancia es más larga que la vida” Ana María Matute
La casa maragata es antigua. Sus paredes tienen quizá 200 años, han albergado ya varias generaciones y sus anchas paredes nos cuentan formas de vida.
Son suelos de tablas anchas ya deformadas, puertas ruidosas, utensilios y elementos de otra época que nos confiesan que no a todos los lugares había llegado la revolución industrial. Con poco o casi nada se hacia todo, y las cosas se transformaban en otras constantemente para suplir necesidades nuevas. Nada se tira, las brasas de una casa encienden las del vecino y todo es aprovechable. Las ideas surgen por necesidad. El hambre agudiza el ingenio.
Aparece entonces la posibilidad de la mutación de los objetos, la materia habla y nos ofrece múltiples posibilidades.
Las mujeres en la casa de la abuela Olegaria eran fuertes y luchadoras; mujeres que llevaban el timón y que autoabastecían de lo necesario a sus familias. Poderosas, cómplices de secretos y partícipes de penas y alegrías, no tanto de dolores silenciados.
Rescato, reconozco a las otras, las que no han contado.
Entre sus paredes se vive y aquella vida huele, cuenta, llena, suena...
Abro puertas y ventanas que han abierto otras mujeres ventilando sus estancias…
Y aquella niña; hoy grande, graba…
La lumbre siempre dio calor a la charla de la tarde. El puchero preparado para bocas añadidas. La colada al sereno regada de cuando en cuando; los blancos lucen al sol. Escuchar el sonido de los chopos al bailar con el viento en el banco del huerto. El lavadero preparado para bajar al río e hincar rodillas. Los secretos al lado del brasero. El jabón que prepara mama. Las campanadas del domingo a misa. El cocido de la abuela con la sopa del botillo. El rico roscón de las fiestas. La siesta de verano. Los certeros refranes de mama. La vuelta y vuelta al colchón de lana. El desbague de garbanzos. Salir a desayunar al poyo de la casa. Jugar al pilla-pilla. Bañarse en el pozo de la ermita. En la era toca trillar y las medas son gigantes. Ir a cazar grillos ilusiona, encalcar la hierba del pajar; no. Romar con cartón en el Carballo es viajar entre las nubes. Subir al Teleno con fardelín. Las rodillas raspadas. La tortilla sabe a gloria. El bocata de mantequilla. El huso y la rueca me encandilan. Caminar por el río con tenedor, patinar entre sus piedras buscando truchas pintas. Santa Barbara en la tormenta de verano con olor a tierra mojada. Esperar a la tarde la “becera”. En el corredor a la escucha. El toque al concejo. Los corros en la plaza. La jota, las castañuelas, el tambor… Echar el rastro a las mozas. Despertar con el canto del gallo. Los sonidos del arrollo. El trinar del carpintero. El fresquito de las noches de verano...Jamás vi tanta estrella…
En el regazo de mama, en la gloria…
Se trata de ahondar en espacios de lo amado, lo sesgado, lo dañado, lo que no se ha acondicionado todavía. En ese espacio de memoria se recobran frescos que como lapas permanecen.
“Si nos preguntan cuál es el beneficio más precioso de la casa: diríamos, la casa alberga el ensueño, la casa protege al soñador, la casa nos permite soñar en paz”. Gastón Bachelard -La poética del espacio-